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Somos diseño exclusivo del creador (1)

Agradecer a Dios

Los memorandos de Dios

¿Cuántas veces has oído hablar de la casualidad, como si la magia del azar nos favoreciera en “de repentes” en nuestra vida? Atribuir las cosas buenas de cada día a algo abstracto como la casualidad, es un error. Así es más fácil evadir la responsabilidad de agradecer al universo, al cielo, a la vida, al creador y a Dios sus bondades inmerecidas, porque es muy cómodo sólo culparle y reprocharle de las vivencias adversas que nos fastidian a la par, continuamente. Muchas veces sentimos ratitos de bienestar, quietud, respiro y alivio en medio de cíclicos episodios de caos que nosotros mismos provocamos, sin conciencia de ello, por indecisiones, miedos, incongruencias, malos consejos o patinadas de pura falta de cuidado. A todos nos pasa; es de humanos errar y de humanos aprender del error; no es un crimen ni tampoco una sentencia de haber nacido para vivir en el fracaso. Todos aprendemos en la vieja escuela del ensayo y error.

Tenemos que desarrollar la habilidad de leer, más que símbolos en un papel o mural, leer el lenguaje del entorno, los escenarios, los rostros y los cuerpos alrededor que siempre comunican algo no verbal. Cuando seamos sensibles a la causalidad podremos, con humildad, dar gracias por cada detalle, chiquito, mediano, grande; nada es insignificante, todos los detalles que nos hacen respirar con alivio o sonreír son memorandos del cielo diciendo “hola, aquí tu fan #1 cuidándote muy de cerca”.