Se vale parar y dar un paso atrás
No sé de dónde salió ese cliché “¿atrás?, ¡ni para tomar vuelo!”, como si retornar fuera un crimen. Hasta el GPS te direcciona tantas veces como sea necesario por tomar una salida equivocada o desviarse en la avenida incorrecta. Necesitamos afinar el oído de nuestro GPS emocional si algo ya está dejando de ser dignificante o significativamente amigable; hay que atrevernos a buscar el momento para un alto, no sin planearlo porque podemos causar una colisión o hasta una gran carambola emocional de muchas voluntades en conflicto.
Hasta para parar es necesario planear dónde orillarse; dar señales de tu acción para comunicar a los que vienen detrás, con intermitentes mínimo. Si la direccional no funciona porque se fundió el foco trasero de un auto y no nos damos cuenta, será muy posible que tengamos un encuentro en un choque imprudencial. Parar debe tener un propósito y momento claro, con objetivo, no necesariamente para alto total, pero para reubicarse, redireccionarse o hacer un descanso momentáneo. Es muy común ver tráileres orillados para que el conductor tome una siesta a la orilla de las carreteras en la madrugada. Manejar cansados nos pone en alto riesgo, y hacerlo dudando de llevar la ruta correcta no sólo gasta combustible, también compromete neumáticos, niveles de agua, aceite, etc. Aprende a poner tus intermitentes, direccionales emocionales, a orillarte en el lugar adecuado, a ventilar tus estados de ánimo con las personas correctas para obtener contención, reparación o entrar a los “pits” de renovado en las pistas donde corres tu rally de la vida.