Es de humanos errar
La vida está llena de sorpresas, cuestas arriba y caídas que nos enseñan a meter freno de mano a nuestras emociones, impulsos, sueños, etc. Para sobrevivir, necesitamos enfrentar con resiliencia la adversidad, con resistencia la oposición y con perseverancia el desánimo, no dejando de creer en nosotros mismos. De lo contrario, nos quebramos y aprendemos a crear muros como las capas de las cebollitas, para autoprotegernos y sobrevivir de la manera más soportablemente posible. La palabra sobrevivir no se debe convertir en un estilo de vida, un modus operandi. La experiencia de sentirse contra corriente y bajo amenaza de continuo, vulnera nuestra salud física y mental.
Arriesgarse a tomar decisiones creyendo en nosotros mismos, bajo las más puras y genuinas motivaciones y con planes claros y estrategias definidas, nos puede llevar a celebrar el éxito tarde o temprano a través de la escuela del ensayo y error; aprender sin culpas, sin complejos para desaprender también y reinventarnos cuantas veces sea necesario hasta lograr la mejor versión para cada momento, etapa y tarea, sin perdernos en la desgastante y falsa idea de que querer es poder y eso basta. No es verdad: querer es el comienzo; poder es un gran proceso, un largo camino, y se necesita confiar, aceptar, recomenzar y soltar amarras de tiempo en tiempo para no anclarse a frustraciones que nos retrasen o paralicen.